jueves, 22 de abril de 2010

Mural para la PASCUA 2010


(pulsar la foto para ampliarla)

“...Y celebremos una fiesta,
porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida”
(Lc 15, 23-24)

Cuando Madre Prado, priora del Monasterio de la Conversión, me sugirió pintar un mural en la Iglesia para la Pascua, ya saltó algo dentro de mí, pero mucho más grande fue la alegría al indicarme que el tema era “El Hijo Pródigo”. Acepté de inmediato porque se trataba de recibir a la gente que viniese a vivir la Pascua con el amor incondicional del Padre de la parábola. Era además la parábola de nuestra vida, la vida de cada hombre. Era gritar a todo el que venía a vivir este encuentro: ¡Ven, tú eres mi hijo amado!
(Ver foto de las hermanas colaborando>>)
Ni siquiera contaba con una semana para la realización del mural por lo que me decidí a usar un estilo en el que la mancha y el dibujo fuese cubriente, rápido y muy expresivo. No reflejar solo el momento del encuentro de padre e hijo, sino la historia en sí. En los primeros bocetos insistía en la espera del padre que desea la vuelta del hijo con grandes manos de acogida. Coincidía totalmente con M. Prado en que el verdadero protagonista de la historia es el Padre y así aparece aquí en primer lugar. Para el momento de hundimiento del hijo menor, vino a mi cabeza las imágenes de Oswaldo Guyasamín, pintor ecuatoriano que utilizó bastante el gran formato. Artista que comunicó sus ideas en la defensa de los derechos humanos y del pueblo indígena con gran expresión. Transmite en su obra: dolor, muerte, pobreza... Para mí el verdadero defensor de todos los derechos humanos es sin duda Cristo. No pinto políticas ni ideologías, hablo del amor de Dios reflejado en una parábola que Jesús cuenta a los judíos en la que no tiene otra intención que reconciliar los pueblos, las clases, las razas...hacernos hermanos.
Guayasamín expondrá series con un lema rotundo: El Camino del Llanto, La Edad de la Ira, La Edad de la Ternura...
Esta última, me daba paso a la ternura del Padre, reflejo del amor de Dios que es padre y madre.
y por último una de sus litografías llenas de color me daban juego para culminar con la fiesta del regreso: la Pascua.
Por último apunto una frase del artista:
"Pintar es una forma de oración al mismo tiempo que el grito. Es casi una actitud fisiológica y la más alta consecuencia del amor y de la soledad. Por eso, quiero que todo sea nítido, claro, que el mensaje sea sencillo y directo. No quiero dejarnada al azar, que cada figura, cada símbolo, sean esenciales; porque la obra de arte es la búsqueda incesante de ser como los demás y no parecerse a nadie."

La composición
está dividida en tonos fríos a la izquierda y cálidos a la derecha. La izquierda tiene una luz de hielo que se extiende en las dos escenas primeras. La ausencia de uno y otro en la vida, el padre no tiene al hijo, llora, pero espera contra toda esperanza. Su actitud es vigilante, férrea, pero teñido de dolor de gris verdoso. Solo aparece el color rojo en su túnica porque sigue reinando sobre su vida, no ha perdido su dignidad.

El hijo,
es gris, sin color, sin rostro, sin identidad. Él sí ha perdido su dignidad, está desnudo.
Un cerdo lejano simboliza el lugar donde trabaja una vez que ha gastado todo lo que traía de la casa del padre. Como el pueblo de Israel en el Éxodo, se ha quedado sin harina y solo puede mirar al cielo para pedir el pan, en este caso, cabizbajo mira las algarrobas de los cerdos deseándolas. Ha tocado fondo, está en la fosa oscura de siete escalones, un plano cerrado dentro del paisaje que simboliza su depresión, el infierno particular en que vive, la total separación del padre. Como en la pila bautismal, siete escalones, siete pecados capitales que le han arrastrado al fondo. Es ahí donde comprende que cualquier jornalero de su padre vive mejor que él. Recuerda que tiene un padre bueno, porque si es malvado no se le ocurre volver. Pero él ha experimentado su bondad cuando le da la herencia en vida, le da toda la libertad.

El abrazo.
(ver imagen O. Guayasamín>>)
Es un encuentro que sale de todo lo imaginado, sale así del marco del dibujo. Es el encuentro que cada uno hemos tenido con Dios y que nos ha superado, desbordado...La experiencia de la Reconciliación. La experiencia del perdón de los pecados, el discurso de vuelta que nos preparamos para que no sean tan espantosas nuestras fechorías y Dios nos tapa la boca porque nos cubre de besos. No quiere nuestro padre oír lo que hemos hecho, desborda de gozo por el regreso y quiere dar paso a la fiesta. La actitud en la pintura es arropar al hijo, le prepara como una cueva con su cuerpo, su regazo, parando los rayos fríos de la pintura de la izquierda, que protege de todo mal, de día el sol no te hará daño ni la luna de noche. El hijo aquí ya ha recuperado su rostro porque está iluminado por el padre.

El abrazo de los tres.
El corazón del padre aparece entero, en su esplendor, cuando uno y otro son uno con él. En el abrazo se forma el amor trinitario el verdadero deseo del padre. Este es mi hijo amado es la frase para uno y para otro. Para quien siempre estuvo en casa y para quien se fue y le despreció, aquel que no se atrevió a nada y se sentía como un siervo en casa de su señor y el que por soberbia juventud y poca madurez creyó que la vida debía manejarl él mismo. Es la unión del gentil y el publicano, de los buenos y malos bajo nuestro humano juicio, la unión de judíos y cristianos,... En fin, de toda la humanidad.
Se muestra el menor revestido de blanco, como bautizado, de vida nueva, de Hijo de Dios. Los tres llevan el anillo, la alianza de amor. El amor mana como una fuente del corazón, late con una música cuya letra es “este es mi hijo amado”, uno y otro, los dos lados de un mismo corazón. Amaos como yo os he amado. Amad a vuestros enemigos...

Finalmente la última escena representa la fiesta. Doce caras desdibujadas, doce tribus, doce apóstoles, doce por doce la multitud que alaba al cordero...una multitud. Y todos fundidos en uno, se necesita del otro para completar la cara. Es la alegría por la oveja perdida, la alegría por ti y por mí que hemos sido traídos en hombros hasta esta fiesta que es la Pascua. Sobre un mantel blanco bañado por el rojo del corazón del padre, aparecen el pan y el vino, la eucaristía. Para la fiesta matan al novillo cebado, lo mejor que el padre tiene es nuestro cordero degollado, Cristo inmolado por nosotros. Él es nuestra fiesta. El hijo que nos lleva al Padre.

Hna. Francis Robles
O.S.A.
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El pasado día 24 de abril, esta capilla fue bautizada como La Capilla Teshuvá , que
literalmente significa RETORNO, puede traducirse por Capilla de la Conversión o del Regreso.
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(Esperamos poder subir próximamente la meditación que Madre Prado dio el domingo de Pascua)

8 comentarios:

  1. Increible. Es una preciosidad.El mural, la historia,...una auténtica historia de vida. Muchísimas gracias! Un abrazo enorme!

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  2. Sencillamente ¡¡impresionante!!! Me quedé sin palabras al verlo el día de jueves santo y ahora al leer la explicación, solo me sale: GRACIAS!!!!!! Un beso

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  3. Francis.... un trabajo maravilloso, el que realizaste... como todos los demas...

    me encanto la explicacion que nos diste, y el orgullo con que lo hiciste

    nos dejaste sin palabras!!!

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  4. I´m a friend of Saray and she just showed me the beautiful work all of you do. Just beautiful. Saray explained the mural so well to me. Thank you for such a meanful piece of art.

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  5. He entrado por primera vez en el blog y estoy impresionada.....Deseando de estar con vosotras mañana en la celebración.
    ¡¡Que suerte teneros tan cerca!! y poder disfrutar compartiendo "algo" de vuestra forma de VIVIR.
    En cuanto al arte de Francis, sobran comentarios, suscribo todo lo anterior y mañana veré no solo tu pintura sino la catequesis que he recibido con tu explicación. MUCHAS GRACIAS

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  6. Querida sobrina : quisiera decirte tantas cosas que no se por donde empezar, aunque lo que deseo es verte, de momento me conformo de seguir admirando todas tus obras, tanto pictóricas como espirituales, CAMINO que sabíamos eligirias. De todas formas te envio un abrazo y mi cariño.

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  7. Estimada hermana Francis Robles, estoy elaborando un cuaderno de tranajo para las clases de religión y Dios me ha sorprendido con tu mural cuando preparaba la explicación de la parábola del Hijo Pródigo, te escribo para darte la enhorabuena por tu trabajo y para pedirte permiso para poder publicarlo en mi trabajo. Muchas Gracias, espero tu respuesta.
    contactorelifer@gmail.com

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  8. El mural me ha conmovido en lo mas profundo, soy una gran admiradora de Oswaldo Guayasamin y me lamentaba que no hubiese pintado algo sobre el Hijo Pródigo. Encontrarme con la obra de la Hna. Francis fue un regalo. ¿No tienen reproducciones de la obra? Creo que sería lindo para poder tenerlo en nuestras casas.
    Saludos desde México

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